For Immediate ReleaseSeptember 9, 2003
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US Groups Respond to Colombian Presidents Statements on Human Rights Defenders
Vague Accusations Put Legitimate Civic Groups At Risk, Undercut Democratic Rhetoric
Washington, September 9Human rights and policy organizations responded today to what they called inflammatory and dangerous statements by Colombian President Alvaro Uribe in a speech to Colombian military personnel on Monday. President Uribe derided unnamed human rights groups in Colombia as terrorist agents and cowards who [hid] their political ideas behind human rights.
The speech took place as eighty Colombian organizations, many of them well-respected by the international community, issued a report criticizing some elements of President Uribes national security strategy. Uribe, who assumed the presidency in August of 2002, has implemented a number of controversial security initiatives during his first year in office that prompted concerns on the part of the United Nations and some members of the US Congress.
Among the most controversial of the programs are a civilian network of informants who supply intelligence on suspected guerillas to the Colombian armed forces, and a peasant soldier program that trains rural residents to serve as part-time soldiers. Critics worry that civilian participants will become military targets, drawing non-combatants further into a conflict that costs hundreds of lives each year. A number of Uribes other initiativesincluding the granting of extraordinary judicial powers to the military, and the suspension of civil rights and liberties in special zones of conflicthave been declared unconstitutional by Colombias constitutional court. The government continues to seek these powers through legislative means.
President Uribe declined to name specific groups in the statement, instead referring vaguely to human rights politickers who criticized his policies and who he said represented terrorist interests. Many legitimate civic and human rights groups in Colombia become military targets of armed actors on the left or right if they are perceived as siding with one armed group. Organizations around the world today expressed concern that Uribes statements would increase the chances that legitimate groups, particularly those involved in issuing the report, would be targeted.
The following analysts are available for interviews on this topic:
Adam Isacson, Senior Associate, Center for International Policy (202-232-3317 or isacson@ciponline.org): Of course the president is free to disagree with the human rights communitys criticisms of his policies. It is even legitimate for him to call them names like prophets of disaster or human rights politickers. But calling them terrorist spokespeople is something else entirely.
This is not a question of political correctness. Its a question of political space. In Colombia today, to be accused by someone in power of being a guerrilla fellow-traveler is tantamount to receiving a death sentence. Uribe applied his remarks to an entire sector of non-violent activists, scholars, opposition politicians and dissidents. He spoke of groups he sees as legitimate and those he sees as defenders of terrorism, but failed to distinguish them clearly.
For a countrys president to make such a serious accusation without presenting a shred of evidence or naming a single person or group under suspicion is an act of pure cowardice. It makes the job of defending human rights in Colombia many times more difficult. Comments like these must stop now, and an apology is in order.
Neil Jeffery, Executive Director, US Office on Colombia (cell 202-276-0988 or neil_jeffery@usofficeoncolombia.org): Democratic governments around the world recognize that a strong and independent civil society is fundamental for the protection of democracy, justice and the rule of law. President Uribe has shown today that he does not. Members of Congress will certainly take his comments into account the next time they consider providing Colombia with more military aid.
Lisa Haugaard, Executive Director, Latin America Working Group (202-546-7010 or lisah@lawg.org): Mr. Uribe's diatribe against human rights groups in front of a military audience marks a dangerous turn of events. These vague accusations could give a green light to those who would attack legitimate opposition politicians, union activists, human rights defenders and community leaders in the name of fighting insurgency. The context of Mr. Uribes comments is particularly disturbing given the documented ties that continue to exist between some sectors of the Colombian armed forces and paramilitary groups, who often target human rights defenders. Human rights defenders are valuable assets in any democracy, and among Colombia's most valuable and endangered resources. Mr. Uribe should work with themnot leave them undefended.
Kimberly Stanton, Deputy Director, Washington Office on Latin America (202-797-2171, kstanton@wola.org): Mr. Uribe's strident attack has placed the lives of all Colombian human rights defenders at risk. The Colombian government seems unable to comprehend that dissent is essential to democracy. The president's statements will only deepen international concern about his commitment to human rights. No one should expect Colombian democracy to emerge strengthened from Mr. Uribe's time in office.
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Para uso inmediato -- 9 de septiembre del 2003
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Grupos estadounidenses responden a las declaraciones del presidente colombiano sobre defensores de derechos humanos
Declaraciones vagas ponen en riesgo a grupos legítimos, y socavan la retórica democrática
Washington, 9 de septiembre- Organizaciones de derechos humanos y política pública respondieron hoy a declaraciones ''incendiarias y peligrosas'' hechas por el Presidente Álvaro Uribe en su discurso en una ceremonia militar el lunes 8 de septiembre. El Presidente Uribe caracterizó a grupos no identificados de derechos humanos como agentes ''terroristas'' y cobardes quienes ''[esconden] sus ideas políticas detrás de los Derechos Humanos''.
El discurso se llevó a cabo mientras 80 organizaciones colombianas, muchas de ellos muy conocidas y respetadas en la comunidad internacional, presentaron un libro criticando algunos elementos de la estrategia uribista de seguridad nacional. Uribe, quien ascendió a la presidencia en agosto del 2002, ha implementado varias medidas controvertidas de seguridad durante su primer año que han provocado preocupación de parte de las Naciones Unidas y algunos miembros del Congreso estadounidense.
Entre los programas más controvertidos son la red de informantes, que provee inteligencia sobre presuntos guerrilleros a las fuerzas armadas colombianas, y un programa de soldados campesinos que ofrece entrenamiento militar a residentes de zonas rurales para que sirven de soldados tiempo parcial. Quienes critican estos programas se preocupan que puedan conllevar al mayor involucramiento de la población civil en un conflicto armado que ya resulta en cientos de muertes cada año. Otras iniciativas del gobierno de Uribe -- incluyendo la entrega de poderes de policía judicial a los militares, y la suspensión de derechos civiles y de debido proceso en zonas especiales del conflicto -- han sido declaradas inconstitucional por la Corte Constitucional de Colombia. Sin embargo, el gobierno sigue promoviendo estos poderes, através de proyectos de ley que están bajo consideración en el Congreso colombiano.
El Presidente Uribe declinó nombrar grupos específicos en su declaración, haciendo referencias vagas a ''politiqueros de derechos humanos'' quienes critican sus políticas y quienes él dijo representan a intereses terroristas. Muchas organizaciones cívicas y grupos de derechos humanos legítimos pueden ser blancos de actores armados de la izquierda o la derecha si se les percibe como aliado de uno o otro grupo. Hoy organizaciones de todas partes del mundo expresaron su preocupación que las declaraciones de Uribe aumenten la posibilidad que grupos legítimos, en particular aquellos grupos que participaron en la preparación del libro, serán nuevamente blancos de violencia.
Se puede llamar a los siguientes analistas para entrevistas sobre este tema:
Adam Isacson, Senior Associate, Centro de Política Internacional (202-232-3317 or isacson@ciponline.org): "Claro que el presidente está en libertad de discrepar con las críticas de la comunidad de derechos humanos de sus políticas. Más aún, es legítimo que él les llame cosas así como 'profetas de desastre' o 'politiqueros de derechos humanos'. Pero llamarles 'voceros de terroristas' es otra cosa.''
"No se trata de un problema de lenguage, sino de espacio político. Hoy en Colombia, estar acusado por alguien en el poder de ser guerrillero o de tener estas simpatías es recibir sentencia de pena de muerte. Uribe dirigió sus comentarios a todo el sector de acitivistas, académicos, políticos de oposición y disidentes no violentas. Habló de grupos que él ve como legítimos y otros que ve como 'defensores del terrorismo', pero no distinguió claramente entre ellos.''
"Que el presidente de un país haga una acusación tan seria -- sin ofrecer cualquier prueba, sin nombrar ni a una persona o un grupo específico que cae bajo sospecha -- es un acto de pura cobardía. Hace la tarea de defender los derechos humanos en Colombia mucho más complicada. No se puede seguir haciendo tales comentarios. El presidente se debe disculpar.''
Neil Jeffery, Director Ejecutivo, Oficina en los EEUU para Asuntos Colombianos (USOC) (celular 202-276-0988 o neil_jeffery@usofficeoncolombia.org): "Gobiernos democráticos en todo el mundo reconocen que una sociedad civil fuerte e independiente es fundamental para la protección de la democracia, la justicia y el estado de derecho. Presidente Uribe nos ha mostrado hoy que él no reconoce este principio básico. Miembros del Congreso estadounidense tomarán en cuenta sus comentarios la próxima vez que deciden sobre la provisión de ayuda militar a Colombia."
Lisa Haugaard, Directora Ejecutiva, Gropo de Trabajo sobre Asuntos Latinoamericanos (LAWG) (202-546-7010 or lisah@lawg.org): "La invectiva del Sr. Uribe en contra los grupos de derechos humanos en la ceremonia de instalación del nuevo comandante de la fuerza aérea colombiana marca un cambio peligroso. Sus palabras, incendiarias en contenido pero vagas en especificar sus blancos, pueden dar la luz verde a quienes quisieran atacar a miembros de la oposición legítima, ya sea políticos de oposición, sindicalistas, defensores de derechos humanos, o líderes comunitarios, en el nombre de luchar con la insurgencia. Defensores de derechos humanos son activos importantes en toda democracia, y están entre los recursos colombianos más valiosos y más en peligro. Sr. Uribe debe trabajar con ellos, no dejarles sin protección.''
Kimberly Stanton, Directora Adjunta, Oficina en Washington sobre Asuntos Latinoamericanos (WOLA) (202-797-2171 o kstanton@wola.org): ''El ataque estridente del Presidente Uribe ha puesto en riesgo las vidas de todos los defensores de derechos humanos en Colombia. El gobierno colombiano parece incapaz de entender que el derecho de disentir es esencial en una democracia. Las declaraciones del presidente sólo pueden despertar mayor preocupación internacional sobre su compromiso con los derechos humanos. Nadie puede esperar que la democracia se fortalece bajo el gobierno del Sr. Uribe.''