DIÓCESIS DE APARTADÓ Y QUIBDÓ

COMUNICADO A LA OPINIÓN PUBLICA

 

LAS COMUNIDADES DE LA CUENCA DEL RIO JIGUAMIANDÓ, CHOCÓ, SIGUEN EN PELIGRO

 

Una comisión integrada por miembros de la Diócesis de Quibdó, Diócesis de

Apartadó, Defensoría del Pueblo, Oficina del Alto Comisionado de las

Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ACNUR y Comisión Intereclesial

acompañada por la Brigadas Internacionales de Paz visitó del 9 al 12 de

enero las comunidades de la Cuenca del río Jiguamiandó, municipio del Carmen

del Darién, Chocó con el fin de recoger información precisa sobre una nueva

incursión militar-paramilitar.

 

Ante posibles confusas informaciones, las Diócesis de Quibdó y Apartadó,

quieren relatar su

versión del resultado de esta misión.

 

El domingo 5 de enero, hacia las 4:00 de la tarde, un grupo armado de 10 u

11 personas, algunos con boina verde y distintivos de la XVII Brigada, otros

con distintivos de AUC, llegó al actual asentamiento de la comunidad de

Puerto Lleras disparando y lanzando morteros, a la vez que gritaban " al

piso", y trataban a la gente de guerrilleros. La mayoría de la comunidad

tuvo tiempo de correr hacia el monte; los pocos que quedaron fueron reunidos

y les dijeron que nada iban

a hacerles y que si nada temían no debían correr. El grupo armado permaneció

en el asentamiento unos 20 minutos. Requisaron las casas y se llevaron

algunas pertenencias.

 

Antes de llegar al asentamiento, a eso del medio día, el grupo armado pasó

por una finca en la que estaban cinco personas de una familia trabajando en

la construcción de una embarcación. Cogieron y amarraron a los dos hombres

adultos, los amenazaron y les dijeron que se los iban a llevar porque

necesitaban gente para trabajar en el proyecto de palma aceitera. Después

retuvieron también a otras dos personas que llegaron. Siete horas después,

en horas de la noche los dejaron ir.

 

Los pobladores que habían huido al bosque durmieron esa noche en el campo y

regresaron al día siguiente; algunos tardaron dos días en volver. La

comunidad vecina de El Lobo se desplazó a Murindó, la Grande y Bartolo;

otras familias están en lugares cercanos, pero el pueblo está desocupado.

 

El 7 de enero regresó a Puerto Lleras un grupo de 12 hombres armados, sin

disparar, reunieron a los pobladores y anunciaron que seguirían las visitas,

que no tenían nada contra ellos, que no corrieran porque entonces iban a

disparar; que pensaban sembrar de palma todo el territorio. Estuvieron allí

un cuarto de hora y dijeron que volverían cada dos o tres días.

 

Las comunidades asentadas en Nueva Esperanza, Pueblo Nuevo y Puerto Lleras,

así como los representantes de la mayoría de las comunidades de la cuenca

del Jiguamiandó y de las comunidades del Curbaradó asentadas en el

Jiguamiandó, expresaron las siguientes inquietudes:

 

· Los campesinos sienten mucho temor por la intimidación y presencia

constante de grupos armados en la zona;

 

· Expresan su firme voluntad de permanecer en el territorio y exigen

que se respeten sus vidas, viviendas y lugares de trabajo;

 

· Proponen a la Comisión la urgencia de un acompañamiento permanente

que les brinde seguridad hasta que se levante el operativo militar de la

zona;

 

· En Puerto Lleras los agricultores pidieron a la comisión que los

acompañara dos horas a sus cultivos para recoger alimentos, pues debido al

temor no salían de sus viviendas;

 

· Los líderes piden que se apoye su proceso organizativo y

comunitario, que a nivel de cuenca representa a toda la población campesina

y que busca el reagrupamiento;

 

· La propuesta de tres zonas humanitarias necesita ser clarificada y

discutida con todas las comunidades;

 

· Las comunidades solicitan acompañamiento, presencia de las

instituciones civiles del Estado, ayuda humanitaria, seguridad y protección

para poder resistir en su territorio y no tener que desplazarse.

 

Las Diócesis de Apartadó y Quibdó se comprometieron a hacer una

acompañamiento coordinado a las comunidades de la Cuenca, siempre que

permanezcan en lugares visibles y tengan una clara disposición de

resistencia en estos lugares. No se pronuncian ante las zonas humanitarias

que se han propuesto, hasta que no se converse con cada una de las

comunidades y quede mas clara la propuesta. Exigimos a las instituciones del

Estado una respuesta eficaz ante las necesidades que padecen los habitantes

del río Jiguamiandó, que requieren con urgencia de ayuda humanitaria,

protección y condiciones mínimas para garantizar su supervivencia y evitar

daños irreparables a las comunidades.

 

Apartadó y Quibdó, Enero 17 del 2003

 

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